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domingo, 27 de marzo de 2011

Perdoona, pero te llamo amor.



Más tarde. Noche. Noche profunda. Luces apagadas. Un viento suave que viene de lejos, del mar. La luna llena ilumina la terraza. Las cortinas bailan levemente. En la penumbra de la habitación, Alessandro está despierto. Mira a Niki mientras duerme. Lleva puesta su camisa azul celeste. Qué extraña es la vida... Aquí estoy, he celebrado mis treinta y siete años con una chica que acaba de cumplir dieciocho. Estaba a punto de casarme. Y, de repente, sin ni siquiera un porqué, me quedé solo... Y sin embargo, en este momento soy feliz.

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